Reflexión sobre Mateo 1:11: "Y Josías engendró á Jechônías y á sus hermanos, en la transmigración de Babilonia."

Identidad en Cristo

Este versículo, parte del linaje de Jesús en el Evangelio de Mateo, nos invita a contemplar la historia y la identidad que forman parte de la vida de Cristo y, por extensión, de la nuestra. Josías y Jeconías no son solo nombres en una genealogía; representan etapas de prueba, restauración y esperanza en la historia del pueblo de Israel.

La mención de la "transmigración de Babilonia" alude al exilio, un momento de profunda crisis y transformación. Sin embargo, es precisamente en medio de esta adversidad donde la promesa de Dios se mantiene viva, recordándonos que nuestra identidad en Cristo trasciende las circunstancias temporales.

Caminar dignamente

Al reconocer nuestra identidad en Cristo, se nos llama a un caminar digno, conscientes de que somos parte de una historia mayor. Así como Josías y Jeconías tuvieron que vivir en tiempos difíciles, nosotros también enfrentamos desafíos que ponen a prueba nuestra fe y perseverancia.

El linaje mostrado en Mateo nos enseña que Dios obra a través de la historia humana, incluso en tiempos de exilio y prueba. Nuestra respuesta debe ser confiar en su fidelidad y reflejar su amor en nuestro diario vivir.

Este versículo nos invita a afirmar que, aunque atravesemos momentos de dificultad, nuestra verdadera identidad está en Cristo, y con Él podemos caminar con esperanza y propósito.

Al meditar en esta genealogía, podemos preguntarnos:

• ¿Cómo refleja mi vida la esperanza que Dios ofrece incluso en tiempos de prueba?
• ¿De qué manera puedo afirmar mi identidad en Cristo frente a las dificultades?
• ¿Estoy dispuesto a caminar con fe, confiando en que Dios tiene un propósito en cada etapa de mi vida?

Recordemos que Jesús, al venir en medio de esta historia, nos muestra que la gracia de Dios no depende de circunstancias humanas, sino de su voluntad y amor eternos.

"Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis." (Jeremías 29:11)

Que esta palabra fortalezca nuestro espíritu y nos impulse a vivir con la seguridad de que somos hijos e hijas de Dios, llamados a reflejar su luz en el mundo.