Y comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, declarábales en todas las Escrituras lo que de él decían. (Lucas 24:27, RV 1909)
Del miedo a la confianza
Este versículo nos sitúa en un momento crucial después de la resurrección de Jesús, cuando Él mismo explica a sus discípulos cómo toda la Escritura apunta a Él. La ansiedad que sentían por la incertidumbre y la pérdida comienza a transformarse en una confianza firme al entender el propósito divino revelado en la historia sagrada.
En tiempos de duda y temor, es común sentir que el camino es oscuro y desalentador. Sin embargo, la Palabra nos invita a mirar con fe hacia el pasado, reconociendo que Dios ha estado obrando desde Moisés y los profetas para cumplir su plan de salvación. Este conocimiento nos libera del miedo y nos conduce a una esperanza profunda y segura.
Practicando la confianza
La confianza en Dios no es un sentimiento pasajero, sino una decisión diaria que se fortalece al meditar en las Escrituras y en la fidelidad de Dios. Al igual que los discípulos, podemos encontrar en la historia bíblica razones para confiar, incluso cuando las circunstancias actuales parecen adversas.
Recordar que Jesús es el cumplimiento de las promesas hechas a nuestros antepasados nos ayuda a mantenernos firmes. La Escritura es una lámpara que ilumina nuestro camino y un ancla que sostiene nuestra alma en medio de las tormentas.
Para cultivar esta confianza, es vital que nos acerquemos a la Palabra con corazón abierto, permitiendo que Dios nos revele su verdad y renueve nuestra esperanza cada día.
- Dedicar tiempo diario a la lectura y meditación bíblica, enfocándonos en la continuidad del plan de Dios.
- Orar pidiendo entendimiento y fortaleza para confiar en las promesas divinas.
- Compartir con otros hermanos las enseñanzas sobre Jesús en las Escrituras, fortaleciendo mutuamente la fe.
- Recordar testimonios personales y comunitarios del actuar fiel de Dios en el pasado.
- Practicar la gratitud, reconociendo las bendiciones presentes como señales de su cuidado constante.
- Evitar la sobrecarga de información negativa que alimenta la ansiedad y distracción.
- Participar en comunidades de fe donde se profundice en el conocimiento de la Palabra.
- Ejercitar la paciencia, confiando en que Dios obra a su tiempo perfecto.
"La Escritura no solo nos cuenta una historia antigua, sino que nos revela al Salvador vivo que transforma nuestras vidas y disipa nuestros temores."
Al comprender que toda la Escritura apunta a Jesús, nuestra ansiedad se convierte en confianza, y nuestra incertidumbre en esperanza viva. Esta verdad nos sostiene y guía, invitándonos a confiar plenamente en el Dios que cumple sus promesas.