Porque el Hijo del hombre vino á buscar y á salvar lo que se había perdido.

Lucas 19:10

Porque el Hijo del hombre vino á buscar y á salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:10)

La paz que proviene de ser encontrado

En un mundo marcado por la perdida y la incertidumbre, este versículo de Lucas nos recuerda la profunda misión de Jesús: buscar y salvar a los que están perdidos. Esta acción divina no solo implica rescate, sino también restauración y reconciliación. La paz que Jesús ofrece nace de ser encontrado y aceptado tal como somos, con nuestras heridas y errores.

La imagen del "Hijo del hombre" que busca es conmovedora porque revela un amor activo, no pasivo. Él no espera que nos acerquemos, sino que sale a nuestro encuentro, atravesando cualquier distancia espiritual o emocional. Esta verdad nos invita a descansar en la seguridad de que no estamos solos ni abandonados.

La misión que transforma vidas

La búsqueda de Jesús tiene un propósito claro: salvar lo que se había perdido. Esta salvación no se limita a un aspecto superficial, sino que abarca la restauración completa del ser, la sanación del corazón y la renovación del espíritu. En tiempos antiguos, la pérdida podía significar separación social, condena o desesperanza; hoy, implica también nuestras luchas internas y el sentido de vacío.

Al comprender esta misión, somos llamados a reflejarla en nuestra vida diaria. Ser instrumentos de paz que buscan y ayudan a otros a encontrar el camino hacia el amor de Dios. La misión de Jesús se convierte así en un modelo para nuestras relaciones y acciones cotidianas.

Es fundamental recordar que esta búsqueda no es una tarea aislada, sino una manifestación del amor incondicional de Dios. Este amor transforma, libera y da nueva esperanza. En cada persona perdida, Jesús ve un hijo amado, digno de ser rescatado.

  • Practicar la escucha activa y el acompañamiento sincero.
  • Orar por aquellos que se sienten alejados o perdidos.
  • Ofrecer palabras de aliento y esperanza.
  • Participar en acciones de servicio y ayuda comunitaria.
  • Reflejar con humildad el amor y la paciencia de Cristo.
"Porque el Hijo del hombre vino á buscar y á salvar lo que se había perdido." - Lucas 19:10

Esta promesa nos llena de confianza y nos impulsa a vivir con un corazón abierto y una actitud de servicio. En la paz que Jesús ofrece, encontramos la fuerza para continuar y la certeza de que ningún alma está fuera de su alcance.


Oremos para que nuestra vida sea un reflejo de esta misión divina, y que podamos ser portadores de paz y esperanza en un mundo que tanto lo necesita.

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