Reflexión sobre Mateo 24:14: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin."
Este versículo nos invita a contemplar la misión global que Jesús encomienda a sus seguidores: proclamar el evangelio del reino a todas las naciones. No es solo una tarea, sino un mandato divino que antecede al cumplimiento de los tiempos. En un mundo lleno de incertidumbres, esta promesa nos llena de esperanza y propósito.
La predicación del evangelio no es un simple acto de comunicación, sino un testimonio vivo que transforma vidas. Los gentiles, es decir, todas las personas fuera del pueblo judío, son llamados a recibir esta buena nueva, evidenciando la universalidad del mensaje de Cristo y su amor incondicional.
Este llamado nos recuerda que el fin, el tiempo en que Cristo regresará, está condicionado a la extensión del mensaje salvador. Por tanto, debemos vivir con urgencia y compromiso, conscientes de que nuestra labor tiene un impacto eterno.
Oración para fortalecer la misión
Señor, fortalece nuestro corazón para ser fieles testigos de tu evangelio. Danos valor para compartir tu palabra con amor y convicción, y paciencia para esperar tu regreso confiando en tus promesas. Que nuestra vida refleje la esperanza del reino y que nuestras acciones sean un faro para aquellos que aún no te conocen.
Acción concreta para predicar el reino
Es momento de actuar con decisión. Cada uno de nosotros puede ser un instrumento en la expansión del evangelio. Desde nuestro entorno cercano hasta los lugares más remotos, podemos sembrar la semilla de la palabra de Dios con gestos concretos y palabras sinceras.
Recordemos que la predicación del evangelio no es solo responsabilidad de pastores o misioneros, sino de cada creyente comprometido. Nuestro testimonio diario, lleno de amor y verdad, puede cambiar destinos y preparar el camino para el fin prometido.
La historia de la iglesia nos muestra que, a pesar de persecuciones y dificultades, el evangelio ha llegado a todos los rincones del mundo. Hoy, con nuevas herramientas y medios, tenemos la oportunidad única de acelerar esta misión.
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.” (Romanos 1:16)
Este poder transformador debe impulsarnos a salir y compartir con valentía la esperanza que hemos recibido. No se trata solo de palabras, sino de una vida que refleja el reino de Dios en acción.
- Ora diariamente pidiendo valentía y sabiduría para compartir el evangelio.
- Identifica personas en tu comunidad que aún no conocen a Cristo.
- Comparte tu testimonio personal con sinceridad y humildad.
- Invita a otros a reuniones o grupos donde se estudie la Biblia.
- Utiliza tus talentos para apoyar actividades evangelísticas.
- Fomenta un ambiente de amor y respeto que refleje el reino de Dios.
- Participa en proyectos misioneros locales o globales.
- Confía en que Dios usará tu esfuerzo para cumplir su promesa.