Y PASANDO Jesús, vió un hombre ciego desde su nacimiento.

Juan 9:1

Y PASANDO Jesús, vió un hombre ciego desde su nacimiento. (Juan 9:1, RV 1909)

La paz que nace del encuentro con Jesús

Este versículo nos introduce en una escena profunda y reveladora: Jesús pasa y observa a un hombre ciego de nacimiento. No es un encuentro casual, sino una invitación a contemplar la obra transformadora de Cristo en medio de la fragilidad humana. La ceguera de este hombre simboliza no solo una condición física, sino también un estado espiritual y social de oscuridad.

En tiempos bíblicos, la discapacidad era vista muchas veces como un castigo o señal de pecado, pero Jesús desafía esa perspectiva. Su mirada no es de condena sino de compasión y propósito. Aquí encontramos un llamado a la paz interior que brota cuando permitimos que Jesús vea nuestras heridas y nos toque con su amor sanador.

La paz que Jesús ofrece no es simplemente la ausencia de conflicto, sino la presencia activa de la gracia que transforma nuestras limitaciones en testimonios de esperanza. En la oscuridad de la ceguera, el hombre está a punto de experimentar la luz que solo Cristo puede dar.

Misión: ser portadores de luz y esperanza

Este encuentro nos desafía a ser agentes de la misión de Jesús en el mundo actual. Así como Él se detuvo a ver al hombre ciego, nosotros estamos llamados a mirar con amor y respeto a quienes sufren, a los marginados, a los que viven en la oscuridad del alma o de la sociedad.

La historia de Juan 9 nos recuerda que la verdadera misión cristiana es ofrecer luz, no juzgar; es sanar, no excluir; es acompañar, no condenar. En cada gesto de solidaridad y en cada palabra de aliento, participamos del ministerio de Jesús que trae paz y esperanza.

En un mundo lleno de incertidumbre, recordemos que la paz verdadera se encuentra en dejar que Jesús transforme nuestras vidas y nos haga luz para los demás. Al igual que el hombre ciego, podemos ser testigos vivos de la misericordia divina.

  • Practicar la empatía y la escucha activa con quienes sufren.
  • Orar por los necesitados de sanación física y espiritual.
  • Buscar oportunidades para servir en la comunidad con amor desinteresado.
  • Difundir mensajes de esperanza y fe en nuestras redes cercanas.
  • Construir espacios de inclusión donde todos se sientan valorados.
"Mientras Jesús pasaba, vio a un hombre ciego desde su nacimiento" es un recordatorio eterno de que no estamos solos en nuestras dificultades: Él nos ve, nos conoce y quiere restaurarnos.

Que esta reflexión nos impulse a abrir nuestros ojos y corazones, para ser instrumentos de su paz en un mundo que anhela luz.


Oración: Señor Jesús, que al igual que Tú viste al hombre ciego, ayúdanos a ver con ojos de compasión y a ser portadores de tu luz y paz. Que nuestras vidas reflejen tu amor sanador, y que nunca dejemos de confiar en tu poder para transformar cualquier oscuridad en claridad. Amén.

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