Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana.

Isaías 1:18

Reflexión sobre Isaías 1:18: "Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana."

Este versículo del libro de Isaías nos invita a acercarnos a Dios con la confianza de que nuestros pecados más profundos pueden ser perdonados y purificados. La imagen del pecado como manchas rojas y profundas que pueden volverse blancas como la nieve o la lana simboliza la transformación radical que Dios ofrece a todo aquel que se arrepiente sinceramente.

En un mundo donde la culpa y la vergüenza pueden aprisionar el alma, esta promesa nos habla de esperanza y renovación. Dios no solo reconoce nuestra condición, sino que nos llama a "estar a cuenta" con Él, a rendir cuentas y recibir su gracia restauradora.

Objeciones comunes

  1. ¿No es demasiado bueno para ser verdad que Dios perdone pecados tan graves?
  2. ¿Cómo puede Dios olvidar pecados que han marcado mi vida durante años?
  3. ¿No debo primero hacer algo para merecer el perdón?
  4. ¿Qué significado tienen los colores "grana", "carmesí" y la "blanca lana" en el contexto bíblico?
  5. ¿El perdón de Dios implica que puedo seguir pecando sin consecuencias?
  6. ¿Cómo puedo estar seguro de que mi pecado ha sido realmente perdonado?
  7. ¿Por qué Dios invita a "estar a cuenta" si Él es omnisciente y ya sabe todo?
  8. ¿Es posible experimentar esta purificación en la vida diaria o solo es una promesa futura?

Respuestas desde el Evangelio

Dios es infinitamente misericordioso y su perdón no tiene límites cuando hay arrepentimiento genuino. La Biblia enseña que Dios no solo olvida nuestros pecados, sino que los borra completamente, como si nunca hubieran existido (Miqueas 7:19). No debemos ganar el perdón, sino recibirlo por gracia a través de la fe en Jesucristo, quien pagó el precio por nuestros pecados.

Los colores usados en Isaías reflejan la intensidad y la visibilidad del pecado: el rojo carmesí y la grana eran tintes intensos que simbolizan la mancha profunda del pecado. La blanca lana representa pureza absoluta, un estado limpio y renovado que solo Dios puede otorgar.

El perdón divino no es una licencia para pecar, sino un llamado a vivir en santidad, transformados por el Espíritu Santo. Para estar seguros del perdón, debemos aceptar la obra redentora de Cristo y vivir en comunión con Dios.

Dios invita a "estar a cuenta" porque desea una relación abierta y sincera con nosotros. Aunque conoce todo, quiere que reconozcamos nuestra necesidad de Él y respondamos en fe. Esta purificación es una realidad presente y futura, que se inicia en el momento del arrepentimiento y se perfecciona en la eternidad.

"Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos..." (Isaías 1:18)

Este llamado divino nos asegura que no estamos condenados por nuestras faltas pasadas. Dios nos ofrece una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, limpias y libres de culpa.

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