Reflexión sobre Isaías 1:18: "Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana."
Este versículo del libro de Isaías nos invita a acercarnos a Dios con la confianza de que nuestros pecados más profundos pueden ser perdonados y purificados. La imagen del pecado como manchas rojas y profundas que pueden volverse blancas como la nieve o la lana simboliza la transformación radical que Dios ofrece a todo aquel que se arrepiente sinceramente.
En un mundo donde la culpa y la vergüenza pueden aprisionar el alma, esta promesa nos habla de esperanza y renovación. Dios no solo reconoce nuestra condición, sino que nos llama a "estar a cuenta" con Él, a rendir cuentas y recibir su gracia restauradora.
Objeciones comunes
- ¿No es demasiado bueno para ser verdad que Dios perdone pecados tan graves?
- ¿Cómo puede Dios olvidar pecados que han marcado mi vida durante años?
- ¿No debo primero hacer algo para merecer el perdón?
- ¿Qué significado tienen los colores "grana", "carmesí" y la "blanca lana" en el contexto bíblico?
- ¿El perdón de Dios implica que puedo seguir pecando sin consecuencias?
- ¿Cómo puedo estar seguro de que mi pecado ha sido realmente perdonado?
- ¿Por qué Dios invita a "estar a cuenta" si Él es omnisciente y ya sabe todo?
- ¿Es posible experimentar esta purificación en la vida diaria o solo es una promesa futura?
Respuestas desde el Evangelio
Dios es infinitamente misericordioso y su perdón no tiene límites cuando hay arrepentimiento genuino. La Biblia enseña que Dios no solo olvida nuestros pecados, sino que los borra completamente, como si nunca hubieran existido (Miqueas 7:19). No debemos ganar el perdón, sino recibirlo por gracia a través de la fe en Jesucristo, quien pagó el precio por nuestros pecados.
Los colores usados en Isaías reflejan la intensidad y la visibilidad del pecado: el rojo carmesí y la grana eran tintes intensos que simbolizan la mancha profunda del pecado. La blanca lana representa pureza absoluta, un estado limpio y renovado que solo Dios puede otorgar.
El perdón divino no es una licencia para pecar, sino un llamado a vivir en santidad, transformados por el Espíritu Santo. Para estar seguros del perdón, debemos aceptar la obra redentora de Cristo y vivir en comunión con Dios.
Dios invita a "estar a cuenta" porque desea una relación abierta y sincera con nosotros. Aunque conoce todo, quiere que reconozcamos nuestra necesidad de Él y respondamos en fe. Esta purificación es una realidad presente y futura, que se inicia en el momento del arrepentimiento y se perfecciona en la eternidad.
"Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos..." (Isaías 1:18)
Este llamado divino nos asegura que no estamos condenados por nuestras faltas pasadas. Dios nos ofrece una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, limpias y libres de culpa.