Romanos 3:25: La Propiciación de Dios en Cristo
En Romanos 3:25 leemos: "Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento á haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,". Este versículo profundiza en la obra redentora de Cristo y en cómo Dios, en su infinita gracia, ha dispuesto un camino para nuestra reconciliación.
Recibir: La Fe que Abre el Corazón
La palabra "propiciación" nos revela el sacrificio perfecto de Jesús, quien, derramando su sangre, satisface la justa ira de Dios contra el pecado. Pero esta obra no es automática para todos; es por la fe que somos llamados a recibir esta gracia. La fe no es solo un acto intelectual, sino una entrega total que confía en el poder de la sangre de Cristo para limpiar y transformar.
En tiempos del Antiguo Testamento, el altar y el sacrificio eran símbolos que apuntaban hacia este acto pleno en Jesús. Ahora, nosotros somos invitados a aceptar con humildad y esperanza esta propiciación, que es el puente hacia una relación restaurada con Dios.
Descansar: La Justicia Revelada en Paciencia
Dios, en su paciencia, ha pasado por alto los pecados anteriores, mostrando así su justicia sin dejar de ser misericordioso. Este equilibrio divino nos invita a descansar en la obra consumada de Cristo, sabiendo que no debemos añadir esfuerzos humanos para ganarla.
El descanso espiritual viene cuando comprendemos que la justicia de Dios no solo condena, sino que también se manifiesta en la misericordia. Es una justicia activa que no ignora el pecado, sino que lo cubre a través de la sangre derramada.
Correr: Vivir en la Luz de esta Verdad
Al entender la profundidad de esta propiciación, somos llamados a vivir una vida que refleje esta gracia. Correr el camino de la fe implica abandonar el pasado y abrazar la nueva identidad en Cristo, manifestando su justicia en nuestras acciones y decisiones diarias.
Este llamado a la santidad y al amor es una respuesta natural a la paciencia divina que nos ha salvado. No somos simplemente receptores pasivos, sino participantes activos en la obra de Dios en el mundo.
- Recibir la gracia mediante la fe en la sangre de Cristo.
- Descansar en la justicia manifestada por Dios.
- Correr con perseverancia hacia la santidad.
- Reconocer la paciencia de Dios como un llamado a la transformación.
- Manifestar en nuestra vida diaria la justicia que hemos recibido.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16)
La propiciación no es solo un concepto teológico, sino la puerta abierta para experimentar el amor y la justicia de Dios en nuestra vida cotidiana.
Al meditar en Romanos 3:25, recordamos que la sangre de Cristo es el precio que Dios eligió para mostrar su justicia y su paciencia, invitándonos a vivir en plenitud y esperanza. Que esta verdad nos impulse a profundizar en nuestra fe y a compartir esta gracia con quienes nos rodean.