Y os ruego hermanos, que miréis los que causan disensiones y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos.

Romanos 16:17

Reflexión sobre Romanos 16:17: Manteniendo la Unidad en la Doctrina

En Romanos 16:17, el apóstol Pablo nos exhorta: "Y os ruego hermanos, que miréis los que causan disensiones y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos." Este llamado resuena a través de los siglos, recordándonos la importancia de proteger la verdad y la unidad dentro de la comunidad de fe.

Dones de Dios

Dios nos ha otorgado dones espirituales para edificar su iglesia y promover la armonía entre los creyentes. Estos dones no solo fortalecen a la comunidad, sino que también nos ayudan a discernir y corregir desviaciones que puedan poner en peligro la pureza doctrinal. La sabiduría y el amor son esenciales para ejercer estos dones con humildad y respeto.

Mayordomía Hoy

Ser buenos mayordomos de la verdad implica cuidar la enseñanza que hemos recibido, guiando con paciencia y firmeza a quienes se desvían. La mayordomía espiritual también nos llama a mantenernos alejados de quienes generan divisiones, para preservar la paz y la integridad del cuerpo de Cristo.

El apóstol nos insta a la vigilancia activa: no basta con evitar el error, sino que debemos identificar y apartarnos de quienes lo promueven. Esta actitud requiere discernimiento y amor, pues la división no solo daña la doctrina, sino que también hiere a la comunidad.

La unidad en la iglesia es un reflejo del amor de Dios y un testimonio poderoso para el mundo. Por eso, debemos cultivar un espíritu de reconciliación y verdad, evitando cualquier actitud que fomente el conflicto o la confusión.

El cuidado de la doctrina aprendida es una responsabilidad colectiva. Cada creyente debe comprometerse a estudiar, orar y apoyar a sus hermanos, fortaleciendo así la fe común.

En este contexto, la mayordomía se convierte en un acto de gratitud hacia Dios, quien nos ha confiado su palabra y su iglesia. Preservar la unidad y la verdad es honrar ese regalo divino.

  1. Buscar la guía del Espíritu Santo para discernir la verdad.
  2. Estudiar la Biblia con constancia y profundidad.
  3. Fomentar el diálogo respetuoso y edificante.
  4. Evitar rumores y juicios apresurados.
  5. Orar por quienes causan divisiones, buscando su restauración.
  6. Promover la reconciliación en la comunidad.
  7. Participar activamente en la vida de la iglesia.
  8. Guardar el corazón y la mente en Cristo para resistir la confusión.
"La unidad no significa uniformidad, sino un compromiso común con la verdad y el amor que nos une en Cristo."

Al apartarnos de quienes causan disensiones, no rechazamos a las personas, sino que defendemos la pureza del evangelio y el bienestar del cuerpo de Cristo. Que esta reflexión nos impulse a ser mayordomos fieles de la verdad y a cultivar la paz que solo Dios puede dar.

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