Reflexión sobre Efesios 2:11: Recordando Nuestra Transformación
Contexto
En Efesios 2:11, el apóstol Pablo nos invita a recordar un tiempo en que éramos gentiles, llamados incircuncisos, separados por nuestra condición y alejados de las promesas hechas al pueblo de Israel. Esta referencia a la circuncisión, un signo externo de pertenencia al pacto con Dios, subraya la distancia espiritual y cultural que existía antes de la obra redentora de Cristo.
La circuncisión, en la tradición judía, simbolizaba la alianza con Dios, y ser llamado incircunciso era un recordatorio de exclusión. Pablo, dirigiéndose a los creyentes gentilmente, les recuerda esa realidad para enfatizar la gracia que ahora los ha unido en un solo cuerpo con los creyentes judíos, rompiendo barreras y creando una nueva identidad en Cristo.
Práctica
Esta reflexión nos llama a valorar profundamente la obra transformadora de Dios en nuestras vidas. Antes estábamos separados, sin esperanza y sin Dios, pero ahora somos parte de su familia, unidos en Cristo Jesús. Reconocer nuestro pasado espiritual nos ayuda a vivir con gratitud y humildad, conscientes de que no merecemos esta gracia.
Además, esta verdad nos impulsa a vivir en unidad con otros creyentes, sin barreras de raza, cultura o tradición, porque en Cristo todos somos uno. La circuncisión del corazón, que Pablo menciona en otras cartas, es la verdadera señal de pertenencia a Dios, un cambio interno que se refleja en amor y obediencia.
Recordar nuestro pasado también nos motiva a compartir el evangelio con aquellos que aún están alejados, para que experimenten la misma reconciliación y transformación que nosotros hemos recibido.
Oración
Señor, gracias por la gracia que nos ha alcanzado cuando éramos incircuncisos, alejados y sin esperanza. Ayúdanos a vivir siempre conscientes de este regalo inmerecido y a reflejar tu amor a todos, sin barreras ni prejuicios. Que nuestro corazón esté siempre circuncidado en espíritu, dispuesto a seguirte con fidelidad y a extender tu reino. Amén.
- Reflexiona sobre tu vida antes de conocer a Cristo y agradece la gracia recibida.
- Busca oportunidades para promover la unidad y el amor entre los creyentes de diferentes orígenes.
- Ora por aquellos que aún están alejados de Dios, para que su corazón sea tocado y transformado.
- Examina tu corazón y permite que Dios haga la verdadera circuncisión espiritual.
- Vive con humildad y gratitud, recordando siempre de dónde te ha sacado el Señor.
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” (Efesios 2:8)
Recordar nuestra condición pasada nos fortalece para vivir en gratitud y unidad, siendo testigos vivos de la reconciliación que Cristo ha logrado.