Reflexión sobre Hechos 20:24: "Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios."
Hearing the Call
El apóstol Pablo nos comparte en esta poderosa declaración la profundidad de su compromiso con la misión que Dios le encomendó. A pesar de los peligros y dificultades, su vida no era un tesoro personal que proteger, sino un medio para cumplir el propósito divino. Esta actitud nos invita a escuchar con atención el llamado que Dios tiene para cada uno de nosotros.
En un mundo donde el egoísmo y la búsqueda de seguridad personal predominan, Pablo nos muestra una perspectiva radicalmente distinta: valorar la vida no por su comodidad, sino por la fidelidad en el cumplimiento del ministerio recibido.
Obedience Today
¿Cómo podemos, hoy, responder a este llamado con la misma pasión y entrega? La vida cristiana es una carrera que implica perseverancia, gozo y testimonio constante. No se trata solo de cumplir una obligación, sino de vivir cada día con la convicción de que nuestra labor tiene un impacto eterno.
El ministerio que recibimos no tiene que ser una tarea impresionante para el mundo, sino una expresión sincera del amor y la gracia de Dios hacia los demás.
Terminar nuestra carrera con gozo es posible cuando entendemos que nuestra vida no nos pertenece, sino que es un regalo para ser invertido en la obra del Señor.
- Escuchar atentamente la voz de Dios en la oración y la lectura bíblica.
- Reconocer el ministerio o llamado específico que Dios ha puesto en nuestro corazón.
- Renunciar a los temores que nos impiden avanzar, confiando en la gracia divina.
- Perseverar en la fe, incluso cuando las circunstancias sean adversas.
- Compartir el evangelio con amor y sinceridad, dando testimonio con nuestras acciones y palabras.
- Buscar la comunión y apoyo en la comunidad cristiana.
- Practicar el gozo como fruto del Espíritu, no como una emoción circunstancial.
- Ofrecer nuestra vida diariamente como una ofrenda viva al Señor.
"No estimar la vida por encima del llamado, sino vivir para cumplirlo con gozo, es el secreto de una fe auténtica y fructífera."
Al meditar en Hechos 20:24, recordamos que nuestra verdadera recompensa no está en las comodidades terrenales, sino en la fidelidad a la misión que Dios nos ha confiado. Que esta reflexión nos impulse a vivir con propósito y alegría, conscientes de que cada paso dado en obediencia es un testimonio vivo del evangelio de la gracia.