Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también. (Hechos 17:28, RV 1909)
Esta profunda declaración del apóstol Pablo en el Areópago de Atenas nos invita a contemplar nuestra existencia en relación íntima con Dios. En medio de una cultura politeísta y filosófica, Pablo revela una verdad que trasciende el tiempo: nuestra vida, movimiento y ser dependen completamente de Él.
Al decir "en él vivimos, y nos movemos, y somos", se nos recuerda que no somos entidades aisladas ni autónomas. Nuestra esencia y actividad están arraigadas en la presencia y poder de Dios. Este versículo nos desafía a reconocer a Dios como la fuente inagotable de toda vida y energía.
Prácticas Espirituales
Para vivir conforme a esta verdad, es vital cultivar una relación consciente y constante con Dios. Aquí algunas prácticas que pueden ayudar a profundizar esta comprensión:
- La oración diaria como diálogo sincero y humilde con Dios.
- La meditación en las Escrituras para interiorizar su palabra y voluntad.
- La adoración y alabanza que reconocen la soberanía divina en nuestra existencia.
- La comunidad cristiana para apoyarnos y crecer en fe juntos.
- El servicio a otros como expresión tangible de nuestro vínculo con Dios.
Estas prácticas nos permiten experimentar que en Él verdaderamente vivimos y nos movemos, transformando nuestra visión y acción cotidiana.
Gracia que Sostiene
El reconocimiento de que somos "linaje de éste" revela nuestra filiación divina y dignidad. No somos fruto del azar, sino hijos creados y sostenidos por el Creador. Esta herencia espiritual nos llena de esperanza y responsabilidad.
En momentos de dificultad o incertidumbre, recordar que nuestra identidad está en Dios fortalece nuestro espíritu. La gracia que emana de esta verdad nos sostiene y da propósito.
Vivir conscientes de esta realidad nos impulsa a honrar a Dios en cada aspecto de nuestra vida, sabiendo que todo nuestro ser depende de Él.
"Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos" no es solo una afirmación teológica, sino una invitación a vivir en comunión constante con el Dios que es fuente de todo.
Que esta palabra nos inspire a renovar nuestra fe y compromiso, reconociendo que cada paso, pensamiento y acción encuentra su raíz en nuestro Padre celestial.